martes, 23 de septiembre de 2008

REQUIEM DEL ABSURDO




(o Razón e irracionalidad )


Rubén Capdevila

Acepto como cualquier humano que acepta las cosas más distintas que claras, que todo el universo se nos aparece, ya prima facie, ya luego de la meditada observación, a la vez que ordenado, desordenado en no menor medida. No me es facil como a muchos aceptar la cuadratura abandonada a su sola perfección. Y solo me consta este orden-desorden del mundo – entiéndase Cosmos - como algo tan evidente por la incompleja razón de que me reconozco, y de hecho solo se me hace comprensible esta molécula humana que llamamos hombre, cuando compuesta de razón e irracionalidad.

Así de simple, la razón pues desde este golpe de vista necesita para existir de un contraste que podemos llamar irracional, sin excluir cualquier denominación posible sea que le digamos imaginación, alma o espíritu.

Y para que quede claro y sin mancha argumentemos acto seguido que entendemos por razón aquélla parte de la mente que se encarga de sazonar según medida y grado toda nuestra realidad para su conocimiento. Demás esta decir que desde esta definición queda implicado que este conocimiento racional osa destrozar la realidad en mil pedazos y partes para su análisis minucioso hasta el punto de terminar “perdiendo de vista” el sentido total de la misma.

Lo irracional sin embargo nos imbuye al conocimiento total de la realidad, lo irracional , y en el sentido mas serio, es pues lo informal, es el método liberador de toda contradicción. Es intuición, si de esta palabra podemos hacer uso, en el sentido de conocimiento sin razonamiento, y por tanto captación directa, sin reparo ni enreves de la mismísima realidad.

De tal manera, el hombre racional – irracional es capaz de conocer el todo y las partes, y así el orden – desorden del mayestático cosmos. El hombre es por tanto un mixtates, un estado intermedio y una mezcla. Un maravilloso ser que es a una sola vez todo lo que podemos ver y todo lo que podemos soñar e imaginar, pues no es posible pensar que lo que imaginamos es de distinta naturaleza de lo que somos. Mi imaginación es la regeneración de mi universo mental y por tanto un acto como todo otro humano quehacer, real.

Luego de toda esta exégesis cabe aclarar una cosa de lo mas oportuna, lo irracional no debe compararse en ningún sentido con lo absurdo.

Lo absurdo es huida de la realidad e incomprensión de lo irracional. Lo absurdo es la sordera – surdus – es no estar a la escucha de la verdad que nos invita a entender el mundo a seguir el sentido de la vida, que sea el que fuese, la vida en si es un sentido.

Lo absurdo es una tercera vía , la del suicidio del ser.

Así las cosas el absurdo nace en el preciso instante que “Yo, hombre “ no soy capaz de congeniar esta doble única naturaleza racional – irracional, y esta negligencia es un no saber captar la sustancia informe que nos comparte.

Precisamente, nuestra humanidad como realización libre de la vida, como emprendimiento indispensable, solo llega a ser en la medida en que la solidaridad de estas naturalezas, racional-irracional, intuitiva-pensativa, poética-científica, se hace patente.La paradoja humana queda resuelta, pues, en una unión sustancial: Ecce homo.

Valgan estas palabras de epitafio en los funerales de lo absurdo.

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