martes, 23 de septiembre de 2008

LA CUESTION DE LA LOCURA

Ruben Capdevila


Es un hecho casi anecdótico el caso de la locura. Lo digo asi no en el sentido de la palabra anécdota, sino, más bien, en lo espontáneo y a veces vacío de lo anecdotico. Me refiero a lo tedioso. Lo anecdótico como tedio y vacío. Como suspensión del ser. Como no tener más que decir y, sin embargo, decirlo: Logofobia del hecho.
Pero hay que ser claros a partir de ya. La locura es un signo cuyo designado, a veces somos todos, a veces lo es uno. Ese uno es un enfermo, ese enfermo es una escoria, un marginado, un excluido-extrañado de la sociedad: epour homo est.
Ahora cabe indagarnos ¿ qué es la locura? O más especificamente ¿ cuál es el fundamento de la palabra que designa el hecho?. Elucidar el misterio de la palabra , será pues elucidar su ser. El ser del denotado con la palabra. De hecho solo comprendiendo la naturaleza del denotado, desnudando el misterio que lo evoca, veremos la verdad in puris naturalibus, fundada en una palabra nueva, en una palabra humana.
Freud habló y dijo: el sueño es una forma de psicosis. Darwin hablo y dijo: en la demencia el hombre se manifiesta según su naturaleza.
Si la psicosis de Freud nos lo permite diremos lo siguiente: el analista – el psicólogo – el médico, es un decodificador de signos. Todo hombre se comunica por medio de signos individuales y sociales. El hombre estructura su mundo conciente e inconciente como un lenguaje perfecto, que se exterioriza por palabras y actos. A veces directamente cuando va de lo conciente hacia la luz, a veces indirectamente, creando nuevos signos, cuando va de lo oscuro de lo inconciente hacia la luz..
Esa estructura cuasi perfecta del mundo del Yo y del Ello queda fundada con la aparición de la palabra. La palabra funda el ser del hombre. El verbo es el segundo nacimiento.
Esa palabra que es la pieza fundamental para todas las humanas construcciones es, sin embargo, asequible por el absurdo del Ser. Es posible, pues, el encuentro del Absurdo y la palabra. El absurdo es la sordera, es perder la audición del eco del verbo primordial, y, por tanto perder el sentido de la vida.
Cuando el Yo se enfrenta en el mundo exterior con el designado del absurdo ( guerra, muerte, odio, olvido, violencia, abandono, dolor, incomprensión, tedio, hastio, hambre, opulencia, pobreza) entonces lo que lo fundamenta y da estructura se escinde y se quiebra. Entonces el lenguaje se pierde o se aliena. El hombre queda pues con un Yo muy primitivo, en un estado de total naturalidad, fundido y confundido con la naturaleza.
A eso creo, Freud se refirio al escribir en una de sus ultimas frases el 12 de Julio de 1939: ¨En el neurótico nos encontramos como en un paisaje prehistórico, por ejemplo en el Jurásico. Aun retozan los grandes saurios y las briznas de hierbas son altas palmeras...¨.
Finalmente, si la locura es designada por la sociedad como locura, y la locura es un estado de anormalidad y desvalorización de los humano, entonces, debemos alegar que la sociedad misma rechaza al hombre y lo extraña de la especie.
Y si inferimos a partir de los razonamientos hechos anteriormente que en lo designado como locura, se designa simplemente la perdida de la estructura que hace posible el manejo de los signos convencionalmente aceptados en la sociedad, que la locura es la perdida del lenguaje, de la palabra que me hace comprender con el mundo de los otros. Entonces, la locura no puede ser considerada como una Patología, como una demencia, como una desvalorización de lo humano, sino la perdida de la estructura significante que me identifica con mi tiempo, con la sociedad y con la cultura, es decir con lo superestructural, y no debe ser considerada como perdida de lo humano.
Es simplemente un breve lapsus en el proceso de hominización, es un despensamiento del mundo y un desaprendizaje. Asi las cosas, el Yo no debe ser curado, debe ser reconstruido, reeducado, recosmizado.


Julio del 2003.

No hay comentarios: