jueves, 17 de mayo de 2012

La Tradición Gnóstica y su influjo y continuidad en el Cristianismo


Por Rubén Capdevila

Este trabajo tiene como propósito principal describir aspectos importantes de lo que representó entre los siglos I y II un movimiento filosófico y místico y porque no decirlo religioso, denominado “Gnóstico”. Entendiendo que no se ha tratado de un grupo homogéneo, ubicado en un solo lugar geográfico, pero que,  a pesar de representar una heterogeneidad, en muchos sentidos ha mantenido y expresado, sin embargo, un corpus doctrinario único, y ha tenido unas fuentes muy bien definidas.
Por otra parte, y como otro objetivo de este trabajo, nos proponemos exponer los hechos de tal suerte que se visualice que este movimiento Gnóstico, en el especial el Cristiano, pretendió rescatar y transmitir a la posteridad el sentido más oculto y esotérico de las enseñanzas de Cristo, inspirados en especial en el legado Esenio y las doctrinas expresadas por el Apóstol San Pablo.
Finalmente, nos cabe el propósito de argumentar de manera tácita, ya que no se presenta la suficiente argumentación, el hecho de que los grupos denominados “Gnósticos” tuvieron como finalidad el rescate y transmisión de todo el bagaje de conocimientos y prácticas que forman parte del corpus de la Sabiduría Antigua, o de lo que denominaremos la Sabiduría Mistérica.
Teniendo tales propósitos, estamos conscientes de que el trabajo es apenas una aproximación al tema, apenas una introducción y que deja muchos vacios de información.
Es importante mencionar que para este trabajo nos hemos valido de dos fuentes fundamentales. En primer lugar hemos utilizado dos obras fundamentales de la teosofía: La Doctrina Secreta, específicamente el Tomo V (Ciencia, Religión y Filosofía), y el Tomo III de Isis sin Velo, en el que HPB desarrolla ampliamente aspectos de la historia del Cristianismo y su relación con la tradición esotérica.
Nuestra segunda fuente es el libro Historia de las Creencias y las Ideas Religiosas, Tomo II, del sabio Rumano Mircea Eliade.
Es importante para nosotros mencionar estas fuentes teniendo en cuenta la mucha literatura y poca credibilidad que se ha producido a partir del boom generado por la divulgación de los llamados “evangelios gnósticos”. Literatura de bestseller, barata y orientada exclusivamente al lucro.
El trabajo está compuesto de 3 capítulos. En el primero exponemos, básicamente, aquellas que hemos considerado las bases en que se origina y se sustenta el Gnosticismo, las fuentes de inspiración por decirlo de alguna manera, pero también la tradición que pretenden comunicar.
El segundo capítulo es una breve sinopsis de la vida e ideas de tres de los principales  pensadores y místicos de la Gnosis Cristiana.
Y Finalmente exponemos algunas conclusiones ha que hemos arriba con este trabajo.
Es nuestra intención que el presente trabajo sea de utilidad para todos aquellos estudiosos y buscadores de la verdad.

I.                    Las fuentes del Gnosticismo

Muchas son las fuentes que se mencionan como inspiradoras del Gnosticismo. Se cita, entre otras fuentes,  que las enseñanzas de los maestros gnósticos están inspiradas en las tradiciones religiosas iranias y caldeas, en los misterios egipcios, en el judaísmo cabalístico, en las enseñanzas de la Escuela Pitagórica, en la filosofía Platónica a través del neoplatonismo, en las enseñanzas esotéricas de Cristo y en especial las enseñanzas de los Esenios o terapeutas, con quienes, se dice, Jesús recibió la Iniciación.
Tal como lo refiere Mircea Eliade, si bien muchos de los temas abordados por los gnósticos son temas de la era cristiana y postcristiana, otros, son anteriores estrictu sensu al gnosticismo. Algunos temas están atestiguados en el Irán Antiguo y en la india por la época de los Upanishads, en el Orfismo y en el Neoplatonismo y otros son característicos  del sincretismo de tipo helenístico, del judaísmo Bíblico e intertestamental  o de las primeras expresiones del Cristianismo.[1]
Todas estas fuentes estaban presentes, de alguna u otra manera en las enseñanzas de las diversas escuelas Gnósticas, desplegadas en todo el imperio romano, y que hacia los siglos I y II representaron un verdadero problema para la naciente Ortodoxia Cristiana. A pesar de que los primeros Padres de la Iglesia - estamos hablando de los primeros y no los representantes de la Patrística –  como Basilides y Valentin, antes que Tertuliano  e Ireneo, estaban fuertemente influenciados por las ideas llamadas Gnósticas. Muchos de estos Primeros Padres y incluyendo algunos defensores de la Fe pregonaban ideas que posteriormente serian consideradas heréticas, pero que en boca de estos eran aceptadas de buen grado, hasta el punto que siguen vigentes en la teología Cristiana. Lamentablemente al tomar la forma de imperio, la Iglesia Cristiana se encargó de destruir toda forma de expresión filosófica y religiosa considerada peligrosa para la cristiandad y la nueva Iglesia.

1)      Las  enseñanzas  esotéricas de Cristo.

Sin dudas, la mayoría de las escuelas gnósticas estaban inspiradas en las enseñanzas de Jesús y más específicamente de Cristo, ya que los gnósticos hacen esta diferencia y que consideramos de suma importancia. Que si bien hablar de Jesucristo no brinda una unidad de idea, es importante diferenciar tal cual lo hicieran los gnósticos, un Jesús hombre, con sus virtudes propias y un Jesús Cristo, ya iniciado, ya devenido Mesías, Mensajero y Salvador del Mundo.
Mucho es lo que se ha debatido sobre el carácter Esotérico de las Enseñanzas de Cristo, ya que mucho alegan que a diferencia de otros maestros Jesús ha enseñado para el pueblo y su gran proeza ha residido precisamente en ser el apostal del pobre, de la prostituta, del ladrón.

Mas, independientemente de esta perspectiva, la cual consideramos de suma importancia. Es evidente que Jesús, como todos los maestros de compasión ha transmitido su mensaje en dos niveles y eso esta evidenciado en su costumbre de hablar en metáforas y parábolas, costumbre muchas veces cuestionada por sus seguidores ya que estas les eran muy oscuras. Según HPB esta práctica característica de Jesucristo  es una evidencia de su origen Nazareno y de su Iniciación entre los Esenios.

En este sentido Mircea Eliade refiere cuanto sigue:

Junto a los cuatro evangelios y los Hechos de los Apóstoles, aceptados por todas las comunidades cristianas, circulaban otros textos amparados  por los nombres de los apóstoles: el evangelio de Tomas, el Evangelio de la Verdad, el evangelio del Pseudo-Mateo, los Hechos de Pedro, los Hechos de Juan, etc. La mayor parte de estos textos considerados apócrifos (pues contenían revelaciones que habían permanecido ocultas hasta entonces) presuponían una doctrina esotérica comunicada a los apóstoles por Cristo Resucitado y referente al sentido secreto de los acontecimientos de su vida. A esta enseñanza secreta, conservada y transmitida por la tradición oral apelaban los gnósticos.[2]
           
Pero además la misma denominación de Christos, hace referencia a una nominación de carácter mistérica, ya que según Blavatsky la palabra significa en el sentido más esotérico “Sagrada Esencia que se manifiesta en espíritu perceptible”, aunque la traducción mas típica de la de “ungido” o “mensajero”. Cristo es el espíritu planetario una vez más encarnado, para devolver el orden, la justicia y la bondad al mundo.

“Los primitivos Nazarenos pertenecientes a la escuela Gnóstica creían que Jesús era un Profeta enviado por Dios para enderezar los pasos de las gentes por el camino de la Justicia. A propósito dice el Código de los Nazarenos: …. Y en consecuencia fue enviado Cristo el príncipe de los Eones quien se infundió dominadoramente en la persona del piadosísimo Jesús hasta que lo abandono para ascender a lo Alto” [3]

Es importante entonces tener en cuenta que la figura y enseñanzas de Jesucristo es preponderante para el surgimiento del gnosticismo, y es precisamente a partir de ello  que se genera gran parte de la polémica de los 3 primeros siglos del cristianismo que habría de culminar en actos de violencia por parte de los Monjes Cristianos, a falta de toda posibilidad de argumentación lógica contra las ideas gnósticas.


2)      El Apóstol San Pablo

El Apostal Pablo considerado por muchos  el verdadero fundador del Cristianismo, ha sido una fuente de gran inspiración y, sus escritos, por su carácter justamente esotérico, han servido de fuente para las escuelas gnósticas Cristianas.

Pablo de Tarso nacido en el Siglo I, romano de origen, se convierte al cristianismo a partir de una experiencia única, el propio Cristo le hace aparición, cambiando por completo el rumbo de su vida. Considerado el “Apóstol de los gentiles”, fue un hombre versado en la sabiduría antigua, conocedor de las ideas neoplatónicas, poseía una interpretación profana y personal de los evangelios, polémica para muchos.

Al decir de Eliade “No solo emplea a menudo el vocabulario religiosos helenístico (gnosis, mysterion, kyrios, soter, sophia) si no que adopta ciertas concepciones ajenas al judaísmo y al cristianismo primitivo. Así por ejemplo Pablo hace suya la idea dualista, fundamental para el gnosticismo, de un hombre psíquico inferior y opuesto al hombre espiritual” [4]

Así mismo, el drama cristológico, que expone Pablo, recuerda un argumento soteriológico muy antiguo. El del mensajero que desciendo de los cielos para bien de los hombres y retorna al cielo una vez cumplida la misión. Es una doctrina que luego se ve muy difundida entre los gnósticos, y que está relacionado con la doctrina de los Avataras y expresada en siguiente en la Carta los Tesalonicenses: «Cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta celeste, el Señor en persona bajara del cielo; primero resucitarán los cristianos difuntos, luego nosotros, los que quedemos vivos, junto con ellos seremos arrebatados en nubes, para recibir al Señor en el aire y así estaremos siempre con el Señor».

Siguiendo esta línea, nos cabe citar a HPB, quien refiere que “…No cabe duda de que Pablo estaba iniciado, al menos parcialmente, en los misterios teúrgicos, como lo denotan su estilo con la terminología peculiar de los filósofos griegos y  ciertas frases que únicamente empleaban los iniciados. A mayor abundamiento, tenemos el siguiente pasaje del apóstol:

…entre los perfectos hablamos sabiduría; mas no sabiduría de este mundo ni de los arcontes de este mundo, sino que hablamos Sabiduría de Dios en misterio, la que está encubierta…, la que no conoció ninguno de los arcontes de este mundo. [5]

Efectivamente, el grado de “perfectos” era el último grado de iniciación en los misterios Cristianos, mencionado por el propia Tertuliano.

Tal es pues el carácter esotérico, de las enseñanzas de Pablo y tal su relación con los movimientos gnósticos, que en muchas ocasiones se lo ha confundido con Simón el Mago (el padre del gnosticismo occidental), y el propio Pedro le ha llamado así de manera despectiva y como señal de desacuerdo con sus enseñanzas.


3)      Los Esenios de Qumran

En referencia a la relación de Jesús con la secta de los Esenios HPB  escribe cuanto sigue:

Tanto este autor como Josefo – refiriéndose a Filón o Filo Judio -  han descrito la secta de los esenios con suficientes pormenores para evidenciar que el reformador Jesús, después de pasar la mocedad en los monasterios del desierto y de haber sido iniciado en los Misterios, prefirió la vida independiente de la predicación, convirtiéndose en terapeuta errante. Lo mismo Jesús que Juan el Bautista anunciaron el fin de los tiempos, lo cual demuestra que conocían los cómputos secretos de hierofantes y cabalistas, quienes con los priores de las comunidades esenias poseían el secreto. [6]

Es mucho lo que se ha escrito sobre la posible relación de Jesús con los Sabios Esenios. Pero sin dudas uno de las fuentes materiales más importantes para corroborar este hecho son los famosos Evangelios Gnósticos hallados en la actual Nag Hammadi, en el desierto de Qumran,  orillas del Mar Muerto lugar donde habitaron desde por lo menos  dos siglos antes de la era Cristiana una secta Judia que luego serian conocidos como Esenios. Se dice de ellos que conformaban una comunidad de hombres sabios y piadosos con grande conocimientos y una vivencia espiritual muy profunda. Los Esenios fueron conocidos en la antigüedad como “terapeutas” debido a sus dones para el arte de la curación, con notable ya que Jesucristo también fue favorecido con este don como puede comprobarse en los relatos bíblicos.

Se  cuanta que el propio Pitágoras convivió con ellos y compartió muchos conocimientos con este grupo de místicos y sabios.

Según los manuscritos encontrados se evidencia que los Esenios tenían prácticas litúrgicas y religiosas muy similares a las que eran comunes entre los cristianos primitivos. A este respecto nos dice Eliade que…en Qumrán, el bautismo iniciático, que integraba al neófito en la comunidad, iba seguido de Iustraciones rituales que se repetían cada año. Al igual que la «fracción del pan» entre los cristianos, sus comidas tomadas en común eran interpretadas por los esenios como la anticipación del banquete mesiánico.[7]

Además del sentido dado a estas prácticas que eran comunes entre todas las sectas cristianas de los primero s tiempo, según lo constatan algunos de los  rollos encontrados, entre los Esenios encontramos arraigadas ideas dualistas típicamente Gnósticas como, por ejemplo, lo contenido en  El Rollo de la Guerra de los Hijos de la Luz contra los Hijos de las Tinieblas.

También encontramos unos Evangelio muy peculiares y relacionados con el sentido esotérico de las enseñanzas de Cristo. Por nombrar solamente uno Los Evangelios de Tomas. Es importante mencionar a este debido a que según las tradiciones Tomas, fue como el hermano gemelo de Cristo, a quien por eso llamaron Didimo (Gemelo, Mellizo) y que habría de recibir sus enseñanzas secretas.

Los cierto es que después de la destrucción de Qumrán, hacia el 67 después de Cristo, por orden de Vespaciano, los Esenios de dispersan y los que lograron escapar se unieron probablemente a los núcleos cristianos palestinenses. En cualquier caso, las tradiciones apocalípticas y esotéricas se mantuvieron en el cristianismo de los dos primeros siglos y alentaron ciertas tendencias gnósticas.[8]



II.                  Características de las doctrinas  y representantes del Gnosticismo
Según Blavastky el principal colegio gnóstico estaba en Efeso, donde se aunaba la enseñanza de la filosofía oriental con la de la platónica. Era uno de los focos de la universal doctrina secreta, el laboratorio donde la elegante terminología grieg alquitaraba las filosofías budista, zoroastriana y caldea.[9]
En Efeso, asi como en casi todas las escuelas o colegios gnósticos enseñaba una doctrina parecida. Algunos elemento comunes era:
-          Se obtiene la liberación aprendiendo «lo que éramos y lo que hemos venido a ser, dónde estábamos y adonde hemos sido arrojados, hacia qué fin nos apresuramos y de dónde hemos sido rescatados, qué es el nacimiento y qué la regeneración »

-          El gnóstico aprende que su ser verdadero (es decir, su ser espiritual) es de origen y de naturaleza  divinos, pero que ahora se encuentra cautivo en un cuerpo; aprende igualmente que habitó antes en una región trascendente, pero que luego fue arrojado a este mundo, que ahora camina velozmente hacia la salvación y que terminará por ser liberado de su cárcel carnal.

-          Existen tres tipos de hombres: la clase de los “pneumaticos” espirituales, los perfectos o hijos del rey, los que se salvarán; una segunda clase, la de los psíquicos, comprende a los que tienen un alma (psyché) y, como tales, pueden ser atraídos hacia lo alto, pero carecen de espíritu {pneuma). Finalmente, la tercera clase, los «carnales» (somáticos o Micos), esté por completo inmersa en la materia y condenada a desaparecer. La vana agitación de estas dos categorías de individuos impone una transmisión secreta, esotérica, de la enseñanza.

-          Dios envía al mundo a un ser primordial, o a su propio Hijo, para salvar a los hombres. Este ser trascendente sufre todas las consecuencias humillantes de la encarnación, pero logra revelar a algunos elegidos la verdadera gnosis redentora antes de retornar finalmente al cielo.

-          Dios es una Esencia Suprema e incognoscible.  Para los gnósticos, el verdadero Dios no es el dios creador, es decir, Yahvé. La creación es obra de las potencias inferiores, incluso diabólicas, o bien el cosmos es un remedo más o menos diabólico del mundo superior, concepciones inaceptables tanto para los judíos como para los cristianos.



1)      Simón el Mago

Los apologetas cristianos denunciaron a Simón Mago como el primer hereje y antepasado de todas las herejías. Según ciertos historiadores, Simón no es un gnóstico stricto sensu, pero lo fueron sus discípulos después de la catástrofe del año 70. Madame Blavastky, sin embargo, lo considera como el “padre del Gnosticismo Occidental”. El apóstol Pedro chocó con este movimiento en Samaría, donde Simón se proclamaba «la potencia de Dios que se llama Grande».'6 En efecto, era adorado como el «primer Dios», y su compañera, Elena, descubierta por Simón en un burdel de Tiro, era considerada la última y más estragada encarnación del «pensamiento» de Dios (ennoia); rescatada por Simón, Elena-ennoia se convirtió en mediadora de la redención universal.

Simón Mago interesa al historiador de las religiones sobre todo por la forma en que exaltó a Elena y por la mitología que este hecho inspiró. La unión del «mago» y de la prostituta asegura la salvación universal, porque esta unión es en realidad la reunión de Dios y de la Sabiduría divina.[10]

El recuerdo de esta pareja excéntrica suscitó verosímilmente la leyenda de Fausto, arquetipo del mago. En efecto, Simón era conocido en Roma como Faustus (el «Favorecido») y su compañera había sido, en una existencia anterior, Elena de Troya. Pero en el siglo 1 de la era cristiana se recordaba sobre todo el enfrentamiento entre el apóstol Pedro y el mago. Según la leyenda, Simón anunció en Roma su ascensión al cielo ante una notable multitud de espectadores, pero la oración pronunciada por Pedro le hizo caer lamentablemente. De esto, ultimo hecho sin embargo se duda y con mucho razón, ya que hace posible alusión a la polémica entre Pablo y Pedro.

2)      Basilides

Clemente de Alejandría nos presenta al gnóstico Basílides “dedicado a la contemplación de las cosas divinas”. Nacido en Egipto. Dice el haber aprendido su doctrina de Glauco discípulo de Pedro, el Apóstol y del mismo Mateo. Escribió una obra de 24 tomos llamada “interpretaciones del Evangelio” que fue quemada. Sus enseñanzas se resumen como sigue:

El Eterno Padre, increado e incognoscible, engendró desde un principio la Mente (Nous), de la que emanó el Logos , y de éste, a su vez, emanaron los espíritus humanos (Phronesis o inteligencias). De Phronesis emanaron Sophía (sabiduría femenina) y Dynamis (la fuerza).

En la Doctrina Secreta HPB hace referencia de que de la realidad de despliega, según Basilides, como emanaciones de la Sustancia Suprema, en 7 eones o huestes angelicales, de dos estas las Potenciales y las Sapienciales se derivan todas las demás, sucesivamente de las jerarquías celestes de la primera clase y dignidad, entre ellas Cristo, hasta las más terrenales.[11]

Ireneo amplia sobre  la doctrina de Basilides, acerca de Cristo,  con la siguiente explicación:

Cuando el increado e innominado Padre vió la corrupción del género humano, envió a la tierra a su primogénito Nous en figura de Cristo para redimir a cuantos creyesen en él por el poder de los que construyeron el mundo. Apareció Cristo entre los hombres en el cuerpo de Jesús e hizo milagros. Pero la entidad Cristo no sufrió en la persona de Jesús, sino que sufrió Simón Cireneo, a quien prestó su forma corporal. Porque la divina Potestad, el Nous del Eterno Padre no tiene cuerpo y no puede morir. Por lo tanto, quien sostenga que Cristo murió, es todavía esclavo de la ignorancia. Quien niegue la muerte de Cristo está libre de error y comprende los designios del Padre. [12]

Finalmente es importante mencionar que entre las doctrinas enseñadas por Basilides encontramos una muy común de la filosofía oriental y es la que tiene que ver con la ilusión del mundo y de la material.

Si los objetos de sensación son ilusorios y fluctuantes, no pueden ser reales. Únicamente el Espíritu es real porque es inmutable. Así lo enseñó primero la filosofía búdica y después los gnósticos que de ella derivaron su doctrina. La entidad Cristo sufrió espiritualmente mucho más de lo que sufrió corporalmente la personalidad ilusoria de Jesús clavado en el leño.[13]

De ahí la distinción que hacen los gnósticos entre Cristo y Jesus, haciendo referencia a que son dos sustancias diferentes por lo cual es el espíritu Cristico el que ha sufrido en la crucifixión, y el que habla en Jesús a su Padre.


3)      Valentin

El más importante entre los maestros gnósticos es sin duda alguna Valentín, que figuró entre los más grandes teólogos y místicos de su tiempo. Nacido en Egipto y educado en Alejandría, enseñó en Roma entre los años 135-160. Pero al no obtener la dignidad episcopal, rompió con la Iglesia y abandonó la ciudad. AI elaborar su grandioso sistema, Valentín se propuso explicar la existencia del mal y la caída del alma no en una perspectiva dualista —es decir, por la intervención de un anti-Dios—, sino por un drama acaecido dentro mismo de la divinidad. Ningún resumen podría hacer justicia a la magnificencia y la audacia de la síntesis valentiniana, pero tendrá la ventaja de omitir las innumerables genealogías, «emanaciones» y «proyecciones» evocadas con una patética monotonía para explicar el origen y relatar el drama de todas las realidades cósmicas, vitales, psíquicas y espirituales.

Según Valentín, el Padre, primer principio absoluto y trascendente, es invisible e incomprensible. Se une a su consorte, el pensamiento (ennoia), y engendra las quince parejas de eones que, todos juntos, constituyen el pleroma. El último de estos eones, Sophia, cegada por el deseo de conocer al Padre, provoca una crisis como consecuencia de la cual hacen su aparición el mal y las pasiones.

Precipitadas del pleroma, Sophia y las creaciones aberrantes a que había dado origen producen una sabiduría inferior. Una nueva pareja es creada en lo alto, el Cristo y su consorte femenina el Espíritu Santo. Finalmente, restaurado en su perfección inicial, el pleroma engendra al Salvador, llamado igualmente Jesús. AI descender a las regiones inferiores, el Salvador compone la «materia invisible» con
los elementos hílicos (materiales) procedentes de la sabiduría inferior, y con los elementos psíquicos forma el demiurgo, es decir, el Dios del Génesis. Éste ignora la existencia de un mundo superior y se considera el único Dios. Crea el mundo material y compone, animándolas con su aliento, dos categorías de hombres, los «hílicos» y los «psíquicos». Pero los elementos espirituales, procedentes de la Sophia superior, se introducen sin que él lo sepa en el aliento del demiurgo y dan origen a la clase de los «pneumáticos». Para salvar estas partículas espirituales cautivas en la materia, Cristo desciende a la tierra y, sin encarnarse en el sentido propio del término, revela el conocimiento liberador. De este modo, despertados por la gnosis, los pneumáticos, y sólo ellos, ascienden hacia el Padre.

Como observa Hans Joñas, en el sistema de Valentín la materia es de origen espiritual y se explica por la historia divina. En efecto, la materia es un estado o una «afección» del ser absoluto; más exactamente, «la expresión externa solidificada» de ese estado. La ignorancia (la «ceguera » de Sophia) es la causa primera de la existencia del mundo, idea que nos recuerda las concepciones indias (compartidas por ciertas escuelas vedánticas y por el Samfehya-Yoga). AI mismo tiempo, y lo mismo que en la India, la ignorancia y el conocimiento caracterizan dos tipos de ontología. El conocimiento constituye la condición original del absoluto; la ignorancia es la consecuencia de un desajuste producido en l intimidad misma del absoluto. Pero la salvación aportada por el conocimiento equivale a un acontecimiento cósmico. La redención del último «pneumático» irá acompañada de la aniquilación del mundo.[14]


III.                Conclusión

Habiendo repasado algunos aspectos más resaltantes de lo que ha sido el gnosticismo, y más específicamente la línea de la tradición cristiana, concluimos que, en efecto, la labor de estas escuelas y colegios, llamados movimientos heréticos, ha sido crucial para revitalizar y reactualizar el sentido esotérico de las enseñanzas de Cristo y en cierto sentido  el método esotérico- apocalíptico de interpretación u exégesis  de los textos bíblicos  (pesher) es pues mantenido en el seno del cristianismo por obra de estos “primeros padres”  que vivenciaron muy de cerca el gnosticismo.
Consideramos que el movimiento gnóstico no solamente ha servido de catalizador de las enseñanzas esotéricas  de Cristo si no que ha representado un esfuerzo de un grupo de místicos y sabios por tradere las enseñanzas de los grandes sistemas filosóficos y de las religiones naturales hacia el tiempo en que les toco vivir. Fueron portadores de conocimientos ancestrales y transmisores de un bagaje de conocimientos que estaban siendo olvidados y perdidos en un mundo signado por la decadencia del gran imperio Romano y el surgimiento del Cristianismo, en un proceso dialectico y paulatino.


Bibliografía

-          Eliade, Mircea. Historia de las Ideas y las Creencias Religiosas. Tomo II. Paidós Orientalia. 2011.

-          Blavatsky, Helena Petrovna. La Doctrina Secreta. Tomo V. Kier 2009.


            Blavatsky, Helena Petrovna. Isis Sin Velo Tomos II y III


[1] Eliade, Mircea. Historia de las Ideas y Creencias Religiosas. Pag. 434
[2] Eliade, Mircea. Historia de las Ideas y las creencias Religiosas. Pag. 430.
[3] HPB, Isis sin Velo, Tomo III. Cap. III, Pag. 153
[4] Eliade, Mircea. Historia de las Ideas y las Creencias Religiosas. Tomo II. Pag. 411
[5] HPB, Isis sin Velo, Cap. II, Pág. 37
[6] HPB, Isis Sin Velo. Tomo III, Pág. 144.
[7] Eliade, Mircea. Historia de las Ideas y las Creencias religiosas. Tomo II. Pag. 416.
[8] Eliade Mircea. Historia de las Ideas y las Creencias religiosas. Tomo II. Pag. 417.
[9] HPB, Isis Sin velo, Tomo III. pág. 15
[10] Eliade, Mircea. Historia de las Ideas y las Creencias religiosas. Tomo II. Pág. 438.
[11] HPB. Doctrina Secreta. Tomo V.
[12] HPB, Isis sin Velo, Tomo III. Pág. 134
[13] HPB, isis Sin Velo. Tomo III. Pág. 157.
[14] Eliade, Mircea. Historia de las Ideas y las Creencias Religiosas. Tomo II. Pág. 441, 442.

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